A modo de que se tenga una referencia de quién soy… ¡o mejor!… ¿Cuál ha sido mi experiencia en la práctica de los deportes aéreos en el país natal Cuba?,  y… ¿cómo fue adquirida durante tantos años de práctica?

Naci en Junio de 1947 en La Habana (Cuba) y desde niño fui siempre un aficionado a la aviación o de todo artefacto que pudiera vencer la fuerza de gravedad. Un apasionado seguidor de Ícaro. Mi nombre: Francisco Gilberto Quintino Pérez.

La oportunidad que supe aprovechar

Fui creciendo y desde luego la situación económica de mis padres no me permitía el placer de poder imitar a las aves. Pero a veces suceden cosas que a pesar de no ser del todo agradables te pueden esconder ciertas oportunidades de lograr tus aspiraciones de niño. Sobre todo si las sabes aprovechar y eres capaz de percibirlas en el momento que llegan.

Mi país, Cuba, en 1959 sufrió una transformación social, donde supuestamente había desaparecido la clase rica y se fortalecía la clase más deprimida de la sociedad cubana a la que Yo pertenecía… ¡la pobre!… Yo apenas rebasaba los 12 años de vida.

Esta clase ¿trabajadora?, en un país  como  Cuba, se había convertido de la «noche a la mañana» en la experiencia práctica del naciente socialismo bienaventurado que promulgaba y comenzaba a extender sus raíces por América la antigua URSS. Como siembra exquisita en el continente americano, de una fórmula maravillosa que se nos entregaba,  algo así, como la aspiración de todos los desposeídos sin nada.

Comenzando así la confrontación más estúpida entre el socialismo y el capitalismo, como midiendo fuerzas, queriendo mostrar cuál era la mejor opción de un sistema social, para los pobres incautos.

Pero como dice el refrán  «Nunca es tarde si la dicha es buena»... las oportunidades comenzaron a fluir una vez en la vida y si no eres capaz de aprovecharlas  pasarían  sin decirte nada… ¡Pero tocaron a mi puerta!,  ya que de otra forma  no hubiese tenido el suficiente respaldo económico para tal sueño.

Esto fue para mí el descubrimiento y la prueba de aptitud de mi verdadera vocación por la aviación y en 1971 mi sueño comenzó a ser una realidad!! Aprovechando los cantos de sirenas socialistas, que habían convertido o al menos trataron de reflejar las bondades para el desarrollo de la América de lo que sería el Socialismo del hombre nuevo.

Explico esto debido a que de no haber sucedido esta transformación política en aquellos momentos en Cuba, yo no habría podido ser lo que fui con el paso del tiempo.

Mi inicio en el mundo del paracaidismo

En Mayo de 1972, después de varios meses en un entrenamiento riguroso donde la preparación teórica se complementaba con el desarrollo físico, logré hacer mi primera salida al espacio desde un avión, realizando mi sueño de saltar en paracaídas. Comenzó así mi inicio como paracaidista deportivo.

En 1973 me gradué como instructor en un primer curso seguido del perfeccionamiento deportivo logrado por nuestro primer maestro ruso Viacheslav Jarikov Slava, después de seis meses la categoría de Maestro del Deporte, dentro de los cinco primeros, del país.

En 1974 participo como competidor en el XII Campeonato Mundial de Paracaidismo Deportivo Clásico celebrado en Szolnok (Hungría). Por primera vez me enfrentaba al evento que reunía la élite del orbe, situándome en la clasificación general de precisión el número 34 en la lista, de más de 300 competidores.

En 1975, participo como Juez en el III Campeonato Panamericano de Paracaidismo Deportivo Clásico, en Collique (Perú). ya que una lesión en mi pie no me permitió hacerlo como competidor.

En 1980 perfecciono mi arbitraje al participar en la antigua URSS, en la república de Uzbekistán, en un curso para perfeccionamiento de jueces de la Federación de Aeronáutica Internacional (FAI) de paracaidismo.

El 1992 recibo otro entrenamiento como Juez y obtengo la categoría de Juez FAI, impartido por el francés Jean Charles Portier, en la Copa de Campeones, en Varadero (Cuba).

Desde 1976 hasta el 2010 soy el organizador y participo en el arbitraje en muchos eventos de paracaidismo nacionales e internacionales, en Cuba, logrando acumular una experiencia de más de 3.000 saltos en paracaídas y un sin número de ejercicios y eventos como juez.

Pero las ansias de lograr mi meta final de hacerme piloto todavía no se habían cumplido. Y fue entonces como en 1980, después de una larga trayectoria como especialista y staff en el área del paracaidismo deportivo del aeroclub central de San Nicolás de Bari, en la Habana, cuando comienzo mi tan anhelada carrera de piloto.

Mi transición a piloto deportivo

En 1980 paso mi primer curso como piloto de planeadores, volando por primera vez solo en Mayo del mismo año, ya comenzaba  hacer mis sueños realidad. Gracias a los hábitos adquiridos como paracaidista no tuve  muchas dificultades en el vuelo.

A mediados de 1984, ya como piloto instructor de planeadores, participo activamente en la formación de pilotos para la Escuela Militar de Pilotos de Aviación (EMPA), donde voy adquiriendo una experiencia en la formación de los nuevos cadetes-alumnos, además de desarrollar la técnica en las operaciones de los aviones remolcadores PZL-104 Wilga y Z326 Trener Master.

La experiencia como instructor primario, que consta de impartir clases en mas de 8 cursos con más de 40 alumnos de la EMPA y la Sociedad de Educación Patriótico Militar (SEPMI) en cinco años,  me convirtieron en un experimentado instructor y decantador en la aptitud y formación de los alumnos militares y deportivos, además de volar en entrenamiento el L-39 «Albatros» y el Mig-21, MF, de combate.

Mi experiencia, cada vez más rica, se fortalecía en la aviación en 1987, cuando pasé la transición al Antonov-2, cx y m, el cual estaba catalogado como el monomotor más grande de la historia. Éste se convertía en el principal avión para las operaciones en el lanzamiento de paracaidistas y eventos deportivos.

Durante esa época compartía mis actividades en el lanzamiento de paracaidistas y la instrucción con los diferentes cursos y alumnos, hasta que en 1987, una nueva  disciplina aeronáutica, la acrobacia aérea, es asumida al ser propuesta de integrar el pequeño grupo de instructores para pasar el curso puesto que volaría, los nuevos ZLIN-142, que serian incorporados a los cursos de la escuela de Aviación de la EMPA.

En 1988 participé por primera vez en la primera Competencia Nacional de Acrobacia Aérea. Sin embargo, un accidente fatal concluyó con su culminación.

Trabajé en la comisión de investigaciones de accidentes tanto de paracaidistas como de aviación deportiva, en el centro de operaciones y control de la SEPMI.

Pero la situación económica del país, mas otros tantos hechos políticos llevó a la desaparición de estos deportes aéreos, que una vez resplandecierón y me dieron su fruto mas preciado.

Hoy en día, tras mi jubilación, acaricio la cifra de más de 3.500 horas de vuelo en diferentes aeronaves ligeras, más de 1.600 horas fueron dedicadas a los cursos primarios de los cadetes de aviación,

Sigo con la realización de vuelos virtuales a través de los Fligh Simulator e imparto clases teóricas a algunos que me la solicitan.